Empecemos por lo principal, ¿quién es Miriam P. Herranz?
Creo que es una pregunta difícil, hay que conocerse mucho para definirse correctamente, pero bueno voy a intentarlo.
Miriam es una persona curiosa cuanto menos, de fachada dura, pero de alma sensible, creo que eso es lo primero que diría cualquiera al conocerme.
Más allá de las primeras impresiones, Miriam es una persona ambiciosa, curiosa, que intenta cada día aprender más y más, devoradora de conocimiento, creo que se podría definir como un “black-hole” de conocimiento. Nunca tendrá suficiente.
Es una persona dedicada, consecuente y determinada, cuando algo lo tiene en su punto de mira no para hasta conseguirlo. Inconformista, un grandísimo defecto, porque no le permite sentirse satisfecha casi nunca.
Desde pequeña mostró sensibilidad por las letras y se sintió incomprendida en un mundo en que las apariencias y el “no sentir” es lo que más se lleva.
¿En qué momento te sale tu vena escritora?
Desde los catorce o quince años más o menos me recuerdo escribiendo en una pequeña libreta (aún la conservo? Pequeños textos sobre como me sentía y sobre como me hacían sentir. Algún que otro poema. Apuntando frases que me hacía sentir comprendida.
Ahí es cuando el germen de la escritura, que diría mi profesor Arturo García Ramos, empieza a manifestarse. Poco a poco, en bachillerato y a través de mis profesores esa vena se dispara y empiezo a escribir y a presentárselo a ellos, quienes siempre me dijeron que tenía mucho que decir, y mucho que sentir.
Desangrarse en versos es algo que solo pueden hacer los grandes poetas como Bécquer, pero yo quería intentarlo a toda costa. Dejarme la piel en la escritura que tantas veces me había salvado de mi misma.
Es un libro que ha salido hace poquito, y que he tenido la suerte de poder leerlo. Antes de comenzar con mi opinión sobre el libro quería deciros que os lo recomiendo mucho, la autora también es maravillosa.
– Annais
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